Aunque todos, absolutamente todos los zánganos corruptos nos digan que gano la democracia, todos, absolutamente todos sabemos que ganaron los que marcharon en la calle y los resultados son responsabilidad de los que se atrevieron a luchar, los beneficios se distribuirán incluso a los parásitos que “no están ni ahí” o que simplemente condenaron las marchas. Sin “cabros de mierda que andan puro gueviando en las calles” esto no habría sido posible y eso es un hecho absolutamente indiscutible.

Una mayoría absoluta de nuestro país ha dicho, con el fervor de las masas en la calle y a través de la seudo democracia que nos otorga el estado, que nuestro país necesita una constitución. Y es más, ha reclamado a través de la propuesta estatal, que quiere elaborar esta nueva constitución a través de una Asamblea Constituyente o como decía el voto Convención Constituyente.

Ante el gran número de votos emitidos y sin excepción, los sempiternos partidos políticos de siempre se han atribuido el “éxito” del apruebo y se soban las manos para elaborar la Constitución. Aun no entienden que esta alta participación ciudadana a las urnas, no obedece ni a fachos ni a comunistas. Esta alta cantidad de participantes en las urnas es un rechazo a las castas políticas, a los serviles esbirros de los partidos políticos y a aquellos que callan y se ocultan ante la delincuencia, el delito, ante la responsabilidad que se les ha asignado.

La gran tarea de la ciudadanía es ahora dantesca. Se debe enajenar a los de siempre y luchar en las mismas calles si es necesario, por elegir desde la población misma, desde los colegios profesionales, desde las Juntas de Vecinos, de los estudiantes, desde los sindicatos, desde las organizaciones sociales y desde las calles a quienes sean los encargados de elaborar esta Constitución. Y eso abra que pelearlo de la misma manera que se luchó por la oportunidad de crear una Constitución en nuestro país.

En las horas posteriores al plebiscito, todos hemos sido testigo de la aparición de los de siempre en todos los medios de comunicación arrogándose o felicitándonos como sociedad, por el éxito de esta manifestación seudo democrática a través de las urnas. No nos olvidemos que este plebiscito fue realizado bajo los términos que heredó a este país el mismo criminal que elaboró el manifiesto militar o mal llamada constitución de 1980, por ende los términos en si desde ya son bizarros.

Se intentó justificar hasta con lo más burdo para rechazar el “apruebo”. Sin embargo, ahora esos mismos burdos fantoches son quienes nos dicen que debemos trabajar en conjunto para elaborar la constitución, lo cual nos llama poderosamente la atención si aplicamos la lógica natural del raciocinio humano y nos preguntamos ¿es parte de la “democracia” permitir a quienes no querían elaborar una constitución, que sean ellos quienes la elaboren?…

Tenemos cientos de representantes de partidos políticos hoy, en la desesperación, buscando a quienes les representen en la elaboración de la Constitución, buscando a quienes serán sus obedientes servidores que lleven, sus órdenes, mensajes y orientaciones a la mesa de discusión de la nueva constitucionalidad chilena.

La ciudadanía debe ahora ser capaz de rechazar la atribución de este triunfo a los lacayos partidistas, no es mérito de un administrador político, no es mérito de un designado gubernamental, ni es mérito de un partido político. Al contrario, las actuales autoridades y representantes políticos debieran razonar respecto de esta bofetada que ha dado la población a la administración política actual, deben entender que la población voto en contra de toda la institucionalidad vigente y eso significa que a la mayoría absoluta del país no les es respetable la actual administración política en todos los ámbitos y sentidos. Esta vez no fue una pedrada al “paco” como representante del estado, sino a la constitucionalidad completa y bajo sus propios términos. La comunidad ha dicho hay que cambiar y ahora, de ser necesario, hay que defenderlo del sistema político corrupto, sinvergüenza y denigrante a como de lugar, incluyendo las urnas y las calles.

Existe una gran mayoría de ciudadanos en nuestro país que hoy viven aterrorizados con los miedos sembrados por el estado en sus mas diversas formas respecto del virus causante de esta «extraña pandemia» que no afecta a quienes tengan salvoconductos, pasaportes sanitarios, permisos interregionales, a las masas incontrolables y que al contrario resulta mortal por las noches (..de ahi el toque de queda), es muy peligroso en los cementerios (…de hecho en nuestra ciudad es la razón esgrimida por el municipio para cerrarlo cada vez), si afecta las reuniones sociales a menos claro que lo autoricen las autoridades. Cada una de estas «herramientas» ahora serán abusadas y explotadas por las autoridades respectivas para evitar una reunión social que nos es estrictamente necesaria y que nos permita elegir nuestra representatividad para la creación de esta constitución. ¿Cómo entonces podremos elegir a quienes nos representen?… Allí estarán amablemente y como de costumbre los esbirros y sinvergüenzas de los partidos políticos sin duda alguna. Otros amablemente nos ofrecerán su casa para que nos reunamos… La tarea es ardua, será extenuante y deberá ser combativa.

Y no nos olvidemos que los lacayos políticos de siempre, esos que cuentan con todo el capital estatal y con los usufructos de los corruptos del congreso, intentaran imponer en la Convención Constituyente, a cada uno de sus servidores, ya sea con las bendiciones de Dios o con las maldiciones del Diablo.

El alto porcentaje de chilenos que desea esta nueva institucionalidad tiene ahora la obligación y el deber de defender lo que ganó en las urnas.